Las cinco profesiones más curiosas de la automoción
La fabricación de un nuevo coche suele asociarse a profesiones como diseñador, ingeniero o trabajador de línea. Sin embago, en la producción también intervienen empleos curiosos que requieren altas dosis de artesanía, creatividad o precisión.
-El primer conductor:
Dos millones de kilómetros al año. Esta es la distancia que recorre el equipo de expertos conductores para poner a prueba todos los coches que salen de la fábrica de SEAT en Martorell en un año. Estos profesionales se dedican a estudiar el rendimiento de los vehículos justo al salir de la línea de montaje. En un circuito de 6 tipos de pavimento diferentes, los prueban a distintas velocidades por adoquines o desniveles y se aseguran de que no se produzcan ruídos molestos. Durante el recorrido, también comprueban el buen funcionamiento del claxon, las luces o los frenos.
-El escultor de arcilla:
Crea artesanalmente coches de arcilla a tamaño real que duplican el peso de cualquier vehículo. Para ello, necesita 2.500 kilos de barro y hasta 10.000 horas de trabajo con la espátula para elaborar uno de los llamados clay models, que permitirá apreciar las formas del coche antes de congelar su diseño.
-El costurero de los coches:
Hilvana a mano los patrones de la tapicería del vehículo, pensando en la mejor combinación de colores y materiales, que deben encajar con la personalidad de cada coche. Este experto modista necesita más de 30 metros de costura para tapizar un coche entero y para realizar sus tareas tiene que trabajar a dos años vista.
-El probador de asientos:
Su profesión consiste en idear el asiento ideal. Él y su equipo tienen que comprobar el abatimiento hasta 20.000 veces por cada variante de asiento. El estudio es completo: deben encontrar la espuma, el tejido, la estructura o el cosido ideal que se adapte a diferentes tipos de cuerpo y condiciones exteriores. Se aseguran también del correcto diseño del reposacabezas, que evitará posibles lesiones cervicales.
-Sommeliers del automóvil:
La nariz es su principal herramienta de trabajo para lograr su objetivo: el famoso “olor a coche nuevo”. El equipo de químicos realiza más de 400 tests olfativos al año, exponiendo el coche a temperaturas de 60ºC. La suya es una profesión con curiosas exigencias: no pueden fumar ni llevar perfume para que los resultados de las pruebas no aparezcan alterados.